Ciudad Victoria, Tamaulipas
En el reloj decembrino de las sombras largas, era joven aun la noche. Sobre la calzada de Tamatán, el otoño iniciaba su despedida, regalando el aire perfumado de aromas vegetales, y una alfombra de hojas amarillentas.
Nada parecía alterar la monotonía, de no ser porque, en la Casa Hogar del DIF Tamaulipas, una canción de vocablos latinos empezaba a fluir como un arroyuelo de bendiciones.
El “Adeste fideles” surgido en el regazo cultural de la primera revolución industrial del Siglo XVIII, acentuaba con sus notas que invitan a adorar al niño Dios, aquel ambiente de sensibilidad y humanismo.
Daba inicio así, la primera posada que la presidenta del voluntariado DIF María de Villarreal y su esposo el Gobernador Américo Villarreal Anaya, les ofrecieron a sus pequeñines de esta institución vinculada a la causas más nobles y solidarias.
Poco antes de las siete de la noche, la fiesta ya estaba en todo su esplendor, con adornos de globos y botas navideñas elaborados para la ocasión. Un pino de esferas multicolores tenía adheridos más de noventa muñequitos, un número proporcional a los niños que disfrutaban el festejo de lo lindo.
La voz de la directora Adriana Dávila Galván, se dejó escuchar a la mitad del salón:
-¡Muchas gracias doctora!, ¡muchas gracias señor Gobernador! A los abuelitos más queridos de todo el mundo. ¿Sí o no niños? –
-¡¡¡Sííííííííí..!!! ¡¡¡Sííííí..!!! ¡¡¡Síííííí!!!, fue la estruendosa respuesta de un racimo de voces infantiles.
Por primera vez, en la historia de las celebraciones decembrinas, un gobernador y su esposa estaban ahí, apapachando a sus consentidos, los niños de la Casa Hogar.
La doctora María de Villarreal les manifestó a aquellos tiernos chiquitines, su alegría y emoción de “tenerlos como nietos”, en esta primera posada navideña, en lo que ya constituye un cambio total en la relación de apego y cariño que tiene este gobierno con los grupos más vulnerables.
«Alegres, siendo lindos, hermanitos todos. Y yo soy la abuela más feliz del mundo, con todos ustedes. Los quiero mucho, mucho, mucho. Y ahora les traje al abuelo, para que lo vieran, lo conocieran y le den mucha lata al abuelo también».
Fue un momento muy emotivo lo que ahí se vivió.
En ese instante, Américo se contagió de la magia y la ternura de los niños del DIF, y les dijo:
—-Me da mucho gusto ver tanta alegría, tanto amor, tanta inocencia. Tantas ilusiones que hay en la mirada de cada uno de ustedes. Sepan que vamos a estar siempre cuidándolos y queriéndolos.
—-Sepan que la abuela, todos los días que llega a la casa y me está dando de comer, me platica de ustedes. De la ilusión que es venir a verlos todos los días y saludarlos. Me gusta mucho todo lo que me platica de lo que ustedes hacen, día con día.
-¡¡¡Abuelaaaa y abueloooo ra ra raaaaa!!!
Redaccion/Econo-Digital Victoria.
Dra. Maria de Villarreal y el Gobernador Americo Villareal llevan alegra a la casa hora de niños
diciembre 07, 2022
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